
La Federación de Peñas Malaguista, estuvo presente en el estadio de Fútbol de La Rosoleda, junto a todas las autoridades y organismos sociales de la ciudad con el motivo del 70º aniversario de La Rosaleda.
El Málaga CF aglutinó ayer a un nutrido grupo de representantes de distintos estamentos vinculados de una u otra forma al emblemático estadio blanquiazul. Curiosamente, este aniversario llega en el año en que más se ha escrito y hablado de la construcción del futuro estadio.
Con sólo pisar el césped, muchos malaguistas sintieron ayer una emoción indescriptible. Algunos pudieron hacerlo por primera vez, otros como el exportero Fernando Peralta, que curiosamente no entró en la foto –además de guardameta fue delegado del equipo–, sintió el impulso de calzarse las botas. «Casi me dan ganas de jugar», señaló mientras a pocos metros de él el exárbitro Antonio Jesús López Nieto –gerente de Málaga, Deporte y Eventos– no perdía detalle, embelesado por un instante que parecía mágico.
Ese momento sublime no fue cuando se soplaron las velas, cuando intervinieron Ghubn o los políticos o cuando todos los invitados pudieron degustar las exquisiteces de Doña Francisquita, sino cuando multitud de malaguistas de corazón se vieron después de muchos años –en algunos casos– y rememoraron infinidad de recuerdos inenarrables.
La Rosaleda lo ha vivido todo en 70 años y poca gente como el socio más antiguo, Antonio Berdugo, o el exgerente del club y periodista Juan Cortés han vivido tantas alegrías y penas, ascensos y descensos,y hasta una desaparición. Ellos han visto pasar a miles de jugadores, que ayer estuvieron representados por Basti como único nexo con el pasado, al margen de otros vinculados al club como Antonio Benítez, exentrenador a su vez, y de Ben Barek, con quien comparte responsabilidades en la cantera.